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AChBIOM
Las energías renovables han llegado para quedarse, integrarse y potenciarse entre ellas
Por Rodrigo O’Ryan Blaitt, Presidente Asociación Chilena de Biomasa A.G. Achbiom

Las nuevas generaciones ya no vienen con el chip de solo producir para llenarse los bolsillos, sino que vienen con una nueva prioridad en cuanto a destinar su propia energía vital, donde el respeto a sí mismo, a sus creencias, a su entorno y al medio ambiente pasan por sobre el goce meramente económico. ¿Qué tiene que ver esto con las energías renovables? Mucho.

Alineadas con esta forma de pensar de las nuevas generaciones y con los cada vez más adeptos no tan jóvenes, las energías renovables representan la posibilidad de cambiar paradigmas y hacer mejor las cosas, sobre una base integral en cuanto a sustentabilidad ambiental, social y económica. Esto va más allá de quienes crean o no en el cambio climático. Esto es: seamos conscientes para ser eficientes e inteligentes para tomar decisiones que mejoren nuestra calidad de vida, cuiden el planeta y nos generen oportunidades de trabajo.

Seamos limpios y cuidémonos unos a los otros, ya que en la medida en que el otro esté bien (la relación con mi vecino, el río que cruzo todos los días, el aire que respiramos, los animales que viven en el bosque que rodea mi ciudad, en resumidas cuentas: el ecosistema en el que vivimos) yo también estoy bien. En esta toma de conciencia y mirada integral, la masificación del uso de las energías renovables calza como anillo al dedo ya que es el uso eficiente de nuestra propia energía.

Las energías renovables representan la posibilidad de cambiar paradigmas y hacer mejor las cosas, sobre una base integral en cuanto a sustentabilidad ambiental, social y económica.

Ya sea desde un punto de vista económico y ambiental, o desde el prisma de lograr la independencia energética de Chile, yendo de la mano con la descarbonización de la matriz, el fomento de las energías renovables, debe ser sumamente valorado y apoyado por todos. Chile hoy importa 99% del combustible fósil, lo cual genera una fuga de divisas de nuestras fronteras y, además reduce la capacidad de generación de empleo local. Según cifras de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (AVEBIOM), por cada unidad energética, la biomasa genera quince veces más empleo que el gas. Esto es uno de los argumentos para potenciar el desarrollo de nuestra energía y así generar desarrollo en nuestra comunidad. 

La toma de conciencia de la sociedad viene con gran energía, donde el cuidar el medio ambiente, el respeto a las personas, conformar una sociedad más integrada, equilibrada e inteligente son aspectos intransables. Los Estados y empresas que no internalicen esto estarán transitando contra las demandas de sus propios clientes. De esta forma, a la hora de impulsar las energías renovables, es importante que se conozcan las bondades y potenciales desventajas de cada una de ellas, evaluadas bajo las tres componentes que hemos mencionado como pilares de este nuevo mundo: ambiental, social y económico.

Análisis intergral y específico

En ese sentido, desde AChBIOM, vemos muy relevante que, al hablar de energía, se distinga claramente entre energía y electricidad. El Estado tiene una agenda clara en cuanto a potenciar una matriz secundaria con la mayor participación posible de este formato de energía. Sin duda que avanzar hacia la electromovilidad trae múltiples beneficios, pero resulta importante discutir con mayor profundidad qué pasa si pensamos en electrificar todo. ¿Qué pasa con la energía térmica en industrias e instituciones (hospitales, hoteles, malls, etc.), con la calefacción doméstica (hogares, condominios, departamentos, etc.)? ¿Es la electricidad el mejor formato?  

No sólo un tema de costos

Las energías renovables representan la posibilidad de cambiar paradigmas y hacer mejor las cosas, sobre una base integral en cuanto a sustentabilidad ambiental, social y económica.

Junto con esto, también debemos analizar, teniendo la base que queremos masificar las energías eenovables: ¿cuál es la más conveniente en forma integral (económica, social y ambiental)? Tenemos la energía solar, la eólica, la hidráulica, la geotérmica, la mareomotriz y, por supuesto, la biomasa. En el enfoque correcto a la hora de definir qué fuente de energía primaria se debe utilizar, debemos considerar no solo el elemento $/KWh final al consumidor, sino que también valorizar aspectos como captura de carbono, mantención del ecosistema, generación de energía y empleo local, vulnerabilidad y costos de la transmisión y eficiencia energética entre otros aspectos.

Las políticas públicas consideran la integralidad a la hora de definir los lineamientos estratégicos y de fomento. Chile es un país con características muy diversas, por lo que las soluciones deben ser pensadas según cada región. Debemos pensar en generar empleo entre los propios usuarios de la energía, fomentar la descentralización y la generación a pequeña y baja escala, considerar el cuidado y valorización de nuestros bosques y recursos naturales como elementos que suman valor a ese KWh generado.

Valor para el bosque

Potenciar el uso de la biomasa valoriza los bosques. Al establecer normativas claras y monitoreo eficiente, el uso de los bosques y remanentes del agro, constituyen una energía moderna, que calza 100% con las necesidades de la nueva sociedad. Países desarrollados como Finlandia, Suecia, Francia o Suiza, entre otros, lo han entendido y es por esto que fomentan desde hace décadas, la generación a partir de la biomasa, ya sea de energía eléctrica como térmica (para uso industrial, residencial, distrital, institucional, etc.). 

Establecer normativas claras y monitoreo eficiente del uso de los bosques y remanentes del agro constituye el fortalecimiento de una energía moderna y sustentable.

Si no le damos un buen manejo y uso a nuestros bosques, no solo desperdiciaremos un combustible renovable, sino que estaremos contribuyendo al calentamiento global ya que ese bosque algún día morirá y emitirá los GEI captados durante su vida al morir y pudrirse. Esto obviamente es un desperdicio en términos económicos, además de significar efectos negativos al medio ambiente. Hemos visto como nuestro país ha venido incrementando la frecuencia y tamaño de los incendios forestales.

Potenciar la biomasa también protege los bosques, ya que se efectúa una buena mantención de éstos y la biomasa que se va generando no queda como combustible para los incendios. Esto permite también cuidar las otras áreas industriales asociadas al sector forestal, ya que reduce el riesgo de perder su materia prima para productos tan significativos para la economía y sociedad como lo son la madera aserrada, los paneles y la celulosa. 

Es muy importante que se pueda dimensionar la importancia del uso de la biomasa para energía, no solo desde el prisma energético (dónde sin duda es sumamente potente), sino desde una mirada con mayor altura, donde elementos como los expuestos, aportan muchos $/KWh que no son considerados.

El mal uso de la biomasa

Increíblemente, la biomasa, fuente de energía que representa el 24% de la matriz primaria en Chile, no está reconocida como combustible. Dentro de los problemas que esto conlleva, se encuentra que no existan marcos normativos claros para su uso, abriendo la puerta a su mal uso. Un claro ejemplo es el problema existente por el mal uso de la leña húmeda en equipos ineficientes que genera serios problemas de contaminación. Lo positivo es que muy pronto comenzará la discusión en el parlamento sobre la incorporación de la biomasa como combustible, donde se deben establecer las bases y plan de trabajo para generar toda la normativa y legislación necesaria para el buen uso del recurso y asegurar así la sustentabilidad del mismo y la no generación de externalidades negativas como la contaminación del aire (por mal uso del combustible). 

Esto es un paso clave y necesario para iniciar el desarrollo concreto de esta fuente de energía, que hoy está principalmente utilizada de manera industrial (casi en un 80%), con grandes beneficios, tanto económicos como ambientales, pero que lamentablemente debido al mal uso a nivel domiciliario en el formato leña (que representa sobre el 70% de la energía domiciliaria en el sur de Chile, pero solo el 20% del uso de la biomasa total en Chile), tiene una imagen de contaminante y no sustentable ambientalmente. 

La tarea no se limita al reconocimiento de la biomasa como combustible. Se necesita educar y difundir respecto al buen uso de la leña, avanzar en masificar el uso de pellets, incrementar la participación de las astillas (chips) como un combustible para las industrias, asegurando así la energía para el centro sur de Chile. Debemos apuntar a sentirnos muy orgullosos de utilizar esta energía verde en forma sustentable y eficiente. 

Las energías renovables han llegado para quedarse, integrarse y potenciarse entre ellas, para lo cual es fundamental ver en perspectiva las externalidades positivas y negativas que cada una representa y no solo el precio $/KWh en la cuenta.

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