El poder de los 1.200 millones de habitantes de China para determinar el mayor o menor precio de compraventa de las materias primas sigue condicionando el futuro de muchas empresas en Europa o EE UU. Frente a las bajadas registradas por el acero en los últimos años, el precio de la celulosa sigue creciendo a máximos históricos, impulsada por la demanda del gigante asiático, que supone el 40% de la demanda global y cuyas compras están creciendo a dos dígitos. En concreto, la cotización de ese producto en China se ha apreciado un 30% en China desde que arrancó 2021 y se ha situado en 495 euros netos por tonelada (600 dólares), mientras que en Europa también ha crecido más de un 10% y se ha situado en los 627 euros brutos por tonelada (760 dólares).
Un crecimiento que ha disparado el optimismo en Ence, que calcula que el rally alcista de la cotización de la celulosa seguirá impulsando el precio de venta en Europa. “Los descuentos comerciales aplicados por los productores de celulosa a sus clientes en el viejo continente rondan el 34%, por lo que el precio debería seguir subiendo por encima de los 742 euros brutos por tonelada (900 dólares brutos) para situarse en línea con el precio neto de la celulosa que se está pagando hoy en China”, recalcan desde Ence.
Un incremento de cotización del que ya se ha beneficiado la papelera, que se aseguró el pasado 11 de enero la venta de 1,1 millones de toneladas de celulosa, el máximo de producción previsto para este ejercicio, por un precio de 638 euros por tonelada (772 dólares), un 14% más del precio que cotizaba ese día. “Se trata de la recuperación más rápida desde que hay registros, impulsada por la fortaleza de la demanda en China”, aseguran. Un escenario que se puede mantener en el corto plazo, toda vez que los incrementos de producción previstos entre los grandes productores de Latinoamérica no se producirán hasta 2022, lo que permitirá a la firma mantener un alto nivel de venta desde Europa.
La irrupción de la pandemia hizo saltar por los aires la demanda de muchas actividades industriales, pero no en el caso de la celulosa, que creció un 3% en 2020 (en torno a dos millones de toneladas adicionales), gracias a la fuerte demanda mundial de papel tisu (papel higiénico, pañales, pañuelos, rollos de cocina, servilletas o toallitas de papel), que compensó el desplome de la necesidad de papel para escribir e imprimir. Ence es el mayor productor europeo de celulosa de fibra corta (que se obtiene de los eucaliptos), con una capacidad instalada de 1,2 millones de toneladas.
Estas buenas previsiones para 2021 no se han trasladado de forma íntegra a la cotización de la papelera, cuyos títulos solo han empezado a despegar a partir del 27 de enero, cuando cotizaban a 3,23 euros. Desde esa fecha han subido un 19% hasta 3,84 euros. De los doce analistas de renta variable que escrutan la evolución de la compañía, el 92% se decanta por comprar acciones y establece un precio objetivo entre los 4 y 5 euros por acción, lo que devolvería a los títulos a niveles de hace dos años.
Desde Bankinter recalcan que las dos desinversiones acometidas al cierre de 2020 (la planta solar de Puertollano y la mitad del negocio de renovables) "refuerzan la estructura financiera y han permitido recortar la deuda respecto al ebitda desde las 11,1 veces del tercer trimestre de 2020 a las 2,7 veces al cierre del pasado año".